Mi mami, como la quiero.

Tal vez no tenga nada que ver con el argumento del blog, pero me sirve para desahogarme, y considero que mis amigos blogueros me van a bancar un pequeño desliz temático.

Estos últimos días he estado un tanto melancólica, se acerca mi cumple y no se porque eso siempre me afecta desde que falta mi viejo, estoy triste, sin motivos tengo ganas de llorar, ya se… me van a decir que tengo que pensar en mis hijos, en mi esposo, en lo bien que me esta yendo en mi petit distribuidora, y sí… porque pienso en ellos es que sigo adelante esperando que este momento tonto pase.
Por esto me acordé de un poema que hace mucho tiempo me regaló mi mamá, yo estaba mal y la pobre estaba desesperada porque no sabia como ayudarme, por eso cuando encontró este texto no dudó en mandármelo… lo comparto con Uds.

"Ven para acá, me dijo dulcemente mi madre cierto día; (Aún parece que escucho en el ambiente de su voz la celeste melodía). Ven, y dime qué causas tan extrañas te arrancan esa lágrima, hijo mío, que cuelga de tus trémulas pestañas, como gota cuajada de rocío. Tú tienes una pena y me la ocultas, ¿No sabes que la madre más sencilla sabe leer en el alma de sus hijos, como tu en la cartilla? ¿Quieres que te adivine lo que sientes? Ven para acá, pilluelo, que con un par de besos en la frente, disiparé las nubes de tu cielo. Yo prorrumpí a llorar. Nada, le dije; las causas de mis lágrimas ignoro, pero de vez en cuando, se me oprime el corazón, y lloro. Ella inclinó la frente, pensativa, se turbó su pupila, y, enjuagando sus ojos y los míos, me dijo más tranquila: ¡Llama siempre a tu madre cuando sufras!, que vendrá muerta o viva; si está en el mundo, a compartir tus penas; Y si no, a consolarte desde arriba”.